dejavu

11 feb 2011

ENcUeNtRo de MiRaDaS

Era un día muy agitado pero a katherine eso no le importaba, solo deseaba que las horas pasaran y no sentir el transcurrir de los días, pero todo parecía que a su alrededor iba a una velocidad ligera, ella solo trataba de sentirse ida de este mundo en el que vivía, sin embargo la indecisión de cumplir o no con sus principios morales la hacían detener aquella idea que pasaba por su mente cada vez que se sumergía en ese mundo de depresión, donde solo esperaba el lugar y tiempo indicado, que pasara alguien distraído en el volante para cometer su objetivo, que todo parezca un simple accidente, cuando lo único que deseaba era suicidarse sin que sus padres notaran cual era la realidad.

Ella siempre había sido la niña obediente y alegre, pero los problemas económicos familiares, habían hecho que se convirtiera en una chica rebelde, ya no resistía seguir viviendo en su casa a lado de su pequeño hermano y de sus padres, seguir escuchando sus discusiones por el dinero que no le alcanzaba, era insoportable, y el ir a la universidad se había convertido en un alivio para ella a pesar de no tener muchos amigos, sentía que valía la pena seguir con sus clases.

Ese día había salido a las primeras horas de la mañana como de costumbre, tomo el bus que lo llevaría a su paradero de siempre y fue a sus clases, saludo a las pocas personas que logro ver y a pesar de verse rodeada de otras personas, Katherine se sentía sola, asfixiada de este mundo común, así que a cada hora que pasaba se sentía mas convencida de su objetivo.

Salió de clases e inmediatamente se dirigía a la salida cuando por casualidad
choco su hombro con alguien, miro de inmediato y escucho una voz apacible: discúlpame, iba distraído.

Un pequeño silencio para asimilar aquellas palabras, solo lo miro y continuo su camino, subió al bus, miro el reloj, se decía cada vez estoy mas cerca, no sabia que sentir ya, había un sentimiento de culpa o de arrepentimiento quizá por los buenos momentos que había compartido con su familia, pero ya estaba decidido, hoy le pondría fin aquella situación que estaba viviendo desde algunos meses atrás, acabaría con esa soledad, angustia y se libraría de todo.

Bajo del bus y caminaba lo mas rápido que podía ya solo faltan pequeños instantes para cruzar el blanco, aquel lugar que había elegido para su muerte, cuando de pronto una voz grito ¡cuidado! y sintió que alguien la jalo del brazo, era aquel muchacho apuesto, alto, labios delgados, nariz perfilada, cabello lacio, con ojos de mirada profunda y tierna, pero cabizbaja, era todo un chico modelo,
un prospecto de chico como solían decir algunas veces sus amigas.

En ese momento no supo que hacer, estaba aturdida, ambos no pronunciaron palabra, hasta después que el dijo: ¿por lo que veo la distraída esta vez fuiste tu?, ella solo atino a mirarlo seriamente, hasta que el le dijo vamos, ya es hora de cruzar, le dio su mano y pasaron la calzada juntos, caminaron hasta llegar al paradero,ella subió al bus y cuando el carro justo iba arrancar el subió. Katherine no lo dejada de observar, se fijaba en cada uno de sus movimientos y se daba cuenta que el también la miraba de vez en cuando, tenia la sensación de querer hablarle y decirle gracias,pero sentía que no tenia que agradecérselo porque había arruinado sus planes,sin embargo cuando se decidió hacerlo el bajo del bus.

Llego a su casa y estaba consternada por lo sucedido, no entendía que había pasado sin embargo, entraba al mundo de siempre, dejo sus cosas de la universidad, no quiso cenar y se encerró en su cuarto, acostada en su cama no podía dejar de pensar en aquel muchacho que apareció de la nada y había frustrado su objetivo. En la mirada que tanto le había cautivado, hasta que se quedo dormida.

Al día siguiente mientras llegaba a la universidad, le pareció verlo,camino apresuradamente dispuesta alcanzarlo, el al darse cuenta que alguien lo seguía,se quedo esperando, ella lo miro , le sonrió y le dijo gracias, ayer pensé suicidarme, fuiste mi ángel.

Hola, soy ángel, y me alegra de verte ayudado, se dieron un fuerte abrazo y se miraron dulcemente, ahora Katherine sabia que ya no sentiría esa soledad, ahora tenía un ángel que la protegería. Ahora aquella mirada tierna ya no era cabizbaja, sus ojos estaban brillando de felicidad, mientras que Katherine dibujaba en su rostro una gran sonrisa